
Siempre he creído que la belleza de los momentos más auténticos debe preservarse con esmero. Esto es lo que intento hacer con la fotografía: capturar lo que a menudo pasa rápidamente y hacerlo eterno a través de una mirada sensible y sincera.
Para mí, cada boda es una pequeña historia de amor que hay que escuchar, observar y contar con respeto. Trabajo con discreción, dejando que las emociones afloren por sí solas, sin construcciones ni poses forzadas. Me encanta la espontaneidad, las miradas robadas, las manos inquisitivas.
Mi estilo es natural, luminoso, íntimo. Cada imagen nace de la escucha, de la conexión con la gente y del deseo de decir la verdad.
Creo en los detalles, en los gestos más sencillos, en los momentos que parecen pequeños pero que en realidad lo dicen todo.
Para mí, la fotografía se trata de regalar recuerdos, de transformar un momento en algo que perdure, con todo mi corazón.



























